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Orson Jorge Nicolás Welles

JORGE - GEORGE Con toda la ilusión, sus padres lo trajeron al mundo.         Jorge, catorce meses después de su hermano, había nacido y poquito a poquito iba creciendo; pero sin prisas. Era guapo, con una cabellera negra que casi tapaba sus ojos. Tenía dos años cuando comenzó a andar y a los tres seguía comunicándose con gestos y sonidos sin articular palabra alguna.          Desde el primer momento no quiso dormir en la cuna y aunque en algunas ocasiones lo dejábamos dormido en ella, a la mañana siguiente aparecía en la cama de sus padres sin saber cómo había podido llegar hasta allí por sus propios medios.          Aunque tardó en hablar, en andar, en hacer muchas cosas, cuando las lograba, era un fenómeno. Educado y sensible como su hermanito, heredó el gusto por la música y pasaba horas tocando la trompeta respondiendo a las melodías que le llegaban cuando Quique hacía lo propio con la trompa. Ambos toc...

Quique Nicolás da la vuelta al mundo

QUICO-QUIKO-KIKO-KICO         Con toda la ilusión y todavía más,  sus padres lo trajeron al mundo.         Prematuro, con sólo seis meses de gestación, llegó Quique. Al nacer, más feo que Picio. No necesitó incubadora, creció rápido y en unos días era guapo y gracioso, ocurrente, despierto. Anduvo con apenas seis meses y ya hablaba con ocho.          En sus primeros años se mostraba alegre, desenvuelto y animado. Era el primer pequeño  de la familia y todos lo adoraban. Le llovían los   abrazos, los besos, los regalos. Él respondía contando breves cuentos e historias que asombraban a los desconocidos y deleitaban a todos. Con un año y dos meses, para que interaccionara y se socializara con enanos como él, lo llevamos a la guardería.          Pero fue un error. Su sonrisa se tornó en tristeza y apatía cada vez que se dirigía a la escuela infantil. Allí se quedaba llorando ...

CERONDO ONDUELA

CERONDO               Asistí al sepelio de Cerondo una noche caliente y húmeda de verano en la ciudad desierta por el éxodo masivo a la playa. Contrariamente a lo que esperaba no había demasiada gente en el velatorio de un ciudadano con cierto renombre y con una trayectoria sumida en círculos culturales. Esperaba ver una vorágine de actores, directores, colaboradores, amigos y porqué no, alguna mujer madura con alguna secreta relación con el fallecido, tan hecho en el arte de la seducción como es de suponer en un escritor que tan buen uso hace de estas cosas que llamamos palabras.              Allí estábamos Gavio, Silas y yo conversando sobre temas que nada tenían que ver con el fallecido, solamente cuando me hablaba MJ de temas insulsos, intranscendentales, cotidianos y tediosos, podía yo llevar mi mente a los recuerdos y a la llamada de la nostalgia. Aún así esto sucedió en...

MARIO CANUTILLO

Mario Mario Canutillo era el nombre de un muchacho criado en las faldas de no pocas mujeres; su padre, mercero, cuidaba de él mientras trabajaba, por lo que estaba acostumbrado a los mimos que recibía de las voluptuosas clientas. A sus pocos años, estaba más que harto de jugar con sostenes, bragas, camisones y todo ese tipo de ropa interior, clásica o moderna, retraída o provocativa, recatada o generosa y de todos los colores y tallas. Más de una vez, mientras su padre colocaba agujas aquí y allá para ajustar una prenda, Mario ayudaba a sujetar y a medir.        Su larga estancia en la mercería, desde casi recién nacido, le había proporcionado una experiencia y conocimiento asombrosos respecto a asuntos que, niños bastante mayores que él, ni siquiera podían imaginar.  Sabía cómo era el tacto de unos enormes senos, el roce de su cara y labios con pechos desnudos era habitual, pero además, al ser Mario un chico tan supuestamente inocente y sacando...

ALICIA

Alice     Alicia era la chica mas deseada del barrio, los chicos admiraban su belleza, sus curvas, sus redondeces, su manera de andar, su pelo... las chicas envidiaban su elegancia, su altivez, su éxito indiscutible entre las estudiantes de su curso, no sólo en resultados académicos sino también en esa facilidad de hacerse popular y querida por todos.             En la escuela cuando era pequeña, en las funciones de teatro de fin de curso, se repetían sus actuaciones como Virgen María y Julieta y todavía hoy, a sus veintidós años, parecía una niña sacada de un cuento.       Envuelta en esa aura y fuera de alcance como detrás de un cristal, proponía toda clase de imaginaciones, deseos y sueños.             Incluso, además, las madres de sus amigos alababan las incuestionables dotes de Alicia. El padre de Javi la confundía con una p...